Volver ( que 21 años es nada)

Volver,
con la frente marchita,
las nieves del tiempo
platearon mi sien.
Sentir,
que es un soplo la vida.
que veinte años no es nada,
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.
Vivir,
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo,
que lloro otra vez.


Y ella me pregunta que siento cuando cumplo más años.A diez minutos de haber cumplido los veintiuno no se distingue alguna palabra mal formada, ni advierto algún pesar. Es como si todo volviera a existir nuevamente, no se siente ni más raro ni más reconocible lo que se debe ser a esta edad. Es ella la que se debería sentir más rara, más inquieta , una improvisada fémina en su situación: cuando ella me dice un año más yo a ella la abrazo y una vez más vuelvo a su vientre a explorar sus entrañas: volver a ser lo que era impredecible, a ser un proyecto lejano de su organismo, volver a ser una palabrería de suposiciones y enternecedora noticia de alegría inesperada. Tanto ella como yo volvemos a percibir como si fuera por primera vez el cumplir más años y en ello se nos va la interrogante: ella sólo me lleva unos años en ventaja pero soy yo quien vive ventajosamente esos años, interrumpiendo sus silencios para enseñarle que volver no es nada malo para explicar que significa cumplir más años.